Para mi uno de los placeres simples de la vida es estrenar jabón o shampoo, cuando compro uno nuevo, no puedo esperar a bañarme para estrenarlo.

Desde que era niña tenía una fascinación por el shampoo y el jabón, cada vez que mis papás me llevaban a hacer las compras del súper con ellos, camufladamente echaba un shampoo nuevo y al ser hija única a veces lograba salirme con la mia. Como adolescente mi mamá me decía que no había shampoo en el comercio que yo no hubiera probado y solía tener hasta 6 u 8 shampoos en mi baño.

Cuando cumplí 16 años despertó mi interés por aprender a hacer jabón, pero lo único que se ofrecía por el momento eran bases de glicerina de “derretir” y me parecía extraño ya que mi papá siempre me había dicho que el jabón se elaboraba a partir de la grasa, además de que esas bases eran muy caras para ser costeadas con mi mesada de 1.000 colones a la semana. En la Universidad un curso de terapias alternativas me llevó a cuestionarme muchos de los ingredientes de los productos que usaba y la posibilidad de tratar afecciones y alergias por medio de las plantas.

12 años después resucitó mi interés y esta vez estaba decidida a aprender. Puse varios videos de Youtube y uno me pareció suficientemente simple, lo vi varias veces y anoté los materiales, pero había uno que nunca había escuchado antes: Hidróxido de Sodio y no tenía idea de dónde conseguirlo, entonces lancé la pregunta un sábado en la noche a mi muro de Facebook: Alguien sabe donde puedo conseguir Hidróxido de Sodio?, quiero hacer jabones, Y de pronto una desconocida me escribió: Mañana en la mañana doy un Taller, si quisieras puedes venir y aprender. Me emocioné muchísimo y matriculé inmediatamente, al día siguiente estaba aprendiendo con la maravillosa Desiree Chacín, con la que medio Costa Rica ha aprendido a hacer jabón.

Como soy un poco impulsiva, tomé una parte de mi primer aguinaldo, compré el equipo e ingredientes básicos y empecé a hacer mis primeros jabones. La primera vez que los hice, me senté, formulé mi propia receta porque para mi no hay mérito en copiar. Extendí sobre el comedor de mi casa todos los materiales e ingredientes, incluyendo mi papelito con la receta, a la que abajo le anoté el paso a paso para que no se me olvidara nada. Me temblaban las manos del susto de hacer algo mal, pero también de la emoción de lograr lo que por tantos años había querido intentar. Como pocas veces me ocurre, mis primeros jabones salieron perfectos, no lo podía creer! Y quedé enganchada…

Mi idea inicialmente era hacer jabones para mi misma, para “estrenar” uno cada vez que yo quisiera, pero de pronto producía más de los que podía gastar. Mis amigos empezaron a interesarse y a ofrecerme comprarlos.

Soy diseñadora gráfica y el formular, jugar con nombres, colores y aromas, la fotografía del producto, el diseño de etiquetas… todo esto se convirtió en mi catarsis creativa.

Mis amigos te confirmarán que cuando me intereso por un tema, no hay rincón del internet que se queden sin explorar, artículo sin leer y técnica sin probar; de ahí llegó todo lo demás, leyendo, probando y preguntando. La química práctica no es este pináculo inalcanzable que yo creía que era cuando estaba en el colegio.

Actualmente, mi filosofía es: “mínimos ingredientes, máximos resultados”

1. Uso la mayor cantidad de ingredientes naturales en la formulación a como sea posible.
2. Procuro formular con pocos ingredientes, de esta manera disminuyo la probabilidad de causar alergias.
3. Descarto ingredientes cuestionables como los parabenos, sulfatos, aluminio, fijadores químicos del aroma y otros ingredientes nocivos o que generan alergia a muchas personas.
4. Ofrezco productos más biodegradables en envases más eco-amigables que los que se encuentran en el supermercado. Estoy en proceso de descartar todos los plasticos.

De ahí surgió CosaTica, de mi amor por estrenar jabón y shampoo, de las personas que disfrutan del mismo placer simple que yo y que además encuentran soluciones naturales/ecoamigables en mis productos.

¿Y el nombre?, eso queda para la próxima.